El ojo turco o názar es un amuleto muy usado desde la antigüedad para protegernos del mal de ojo y las energías negativas. Para encontrar su origen, nos tenemos que remontar a la Antigua Mesopotamia, dónde se creía que desde los ojos nos podíamos proteger de las malas energías. Este talismán se fue extendiendo a otras culturas, siendo muy famoso en Grecia y Turquía.
La finalidad, a grandes rasgos del ojo turco, es favorecer la prosperidad y abundancia a su dueño, aportando protección de las malas energías. Pero no nos podemos olvidar, que cada color va a potenciar unas características en nosotros.
Como ya sabemos, el ojo turco azul oscuro es el más conocido, usado principalmente para ahuyentar las envidias y el mal de ojo que puedan sentir otras personas hacia nosotros, pero también te puedes sentir atraído por otros colores que te ayudarán a potenciar y activar otras facetas en ti.
Veamos cada uno de los colores:
Amarillo: Activa la alegría, energía y positivismo, iluminando el estado de ánimo de quien lo posee. Activa la actividad mental y física, ayudando a que tomes una decisión y a pasar a la acción. Potencia la creatividad y ayuda a que surjan ideas innovadoras e originales. Te estimula para que seas más sociable y que te comuniques mejor.
Naranja: Este color cálido tiene propiedades similares al amarillo respecto al aporte de vitalidad y entusiasmo. Es un color que llama al positivismo, favorece la comunicación y que se establezcan nuevas conexiones. La gran diferencia con el amarillo es que el naranja llama a aventurarse en nuevas experiencias y emociones. Está muy relacionado con la valentía. Todas estas características, favorecen a mejorar el estado de ánimo y la actitud, por lo que puede ayudar a mejorar la salud y la forma de ver las cosas. Transmite confianza y mejora la autoestima.
Rojo: El color rojo está muy relacionado con el amor y la pasión, pero además es un color que aporta mucha energía y nos estimula para pasar a la acción, aportando ese impulso que necesitamos. Transmite fuerza y confianza y nos llena de coraje para afrontar nuevos retos.
Verde: El color verde está relacionado con la naturaleza, por lo que nos ayuda a tranquilizarnos y relajarnos. Se le atribuyen propiedades que favorecen el crecimiento y el renovarse, representa la vida en constante cambio, pero con un sentimiento de confianza al futuro, debido a la tranquilidad y equilibrio que incita este color. Favorece el crecimiento personal y el desarrollo de uno mismo.
Morado: El morado es un color muy espiritual, ayudando a la conexión interior con uno mismo y lo divino. Transmite calma y serenidad, favoreciendo la paz interior. Es el color de la intuición. Favorece la creatividad y estimula la imaginación. El morado es el color de la autoexpresión, de la individualidad y nos ayuda a transmitir la idea de ser único y diferente.
Azul: El azul llama a la calma y serenidad, aportando paz interior. Es un color que nos indica seguridad y confianza. Fomenta la reflexión y el pensamiento profundo, aumentando nuestra concentración. Favorece la comunicación y las conexiones emocionales.
Negro: Este color nos da la sensación de poder, control y autoridad, por lo que también se relaciona con sentirse seguro y a resguardo. Llama a lo desconocido y nos genera intriga y curiosidad. El negro se relaciona con la transformación.
Blanco: El blanco es luz, pureza y bondad. Se utiliza mucho en espacios para meditar, aportando paz y serenidad. Este color representa una nueva etapa, comienzos, poner la mirada al futuro con positivismo.
Cuando vayas a elegir tu mandala de ojo turco o cualquier otro accesorio relacionado, como un llavero de ojo turco de crochet o un atrapasueños de ojo turco, permítete unos minutos para cerrar los ojos, tomar unas respiraciones completas y sentir el color que más te llama la atención. Conecta contigo. Utiliza tu intuición y escucha a tu cuerpo, sin poner mente durante la elección. Sin darnos cuenta, seguro que te decantas por algún color en especial, tal vez lo visualices o lo sientas, pero seguro que te llama alguno más que otros.
Realmente, este proceso lo deberíamos hacer con todo lo que hacemos en nuestro día a día. Por ejemplo, deberíamos sentir más qué nos apetece comer o cuándo y no ingerir alimentos porque es la “hora de comer”. O tal vez, antes de empezar nuestro día, podemos sentir qué necesita nuestro cuerpo, como por ejemplo, salir a pasear antes de ponernos a trabajar, en vez de salir corriendo de casa.
Practica el Aquí Y Ahora. Serás más feliz y te ayudará a vivir mejor.